Salud y Familia

Chef José Andrés: “Me ha impactado la generosidad de los guatemaltecos”

Desde que arribó al país la semana pasada junto a un equipo de voluntarios para ayudar a los damnificados por el Volcán de Fuego, el chef español José Andrés no ha parado de preparar y entregar comida en varios puntos.

El reconocido empresario y experto en artes culinarias, considerado por Time como una de las 100 personas más influyentes del 2018, trabaja sin cesar para llevar comida a los evacuados, voluntarios y rescatistas en Escuintla y la Antigua Guatemala.

José Andrés, nacido en Asturias, España, en 1969, administra 20 restaurantes en distintas partes del mundo y es reconocido por su labor humanitaria. En 2010 fundó la organización World Central Kitchen (WCK) después del terremoto en Haití que acabó con la vida de miles de personas, y desde entonces ha llevado su labor humanitaria a varios países.

El año pasado WCK cobró notoriedad por su trabajo en Puerto Rico, después de la devastación causada por el huracán María. El chef y su organización siguen brindando ayuda en el país caribeño, que aún sigue reconstruyéndose.

Prensa Libre habló con el chef José Andrés para conocer más sobre su trabajo junto al equipo de WCK que lo acompaña en el país.

¿Cómo ha sido el trabajo que han hecho en estos días en Guatemala después del desastre causado por el Volcán de Fuego?

Estamos en varios refugios, en unos 14. Ya hemos instalado varias cocinas en la Antigua. Tenemos otras en Escuintla, en sociedad con nuestros amigos de la Agencia Española de Cooperacion Internacional para el Desarrollo (Aecid).

Entre el lunes y jueves abriremos más cocinas en las escuelas municipales. Luego también hemos usado las cocinas de los ingenios azucareros, quienes han activado varias.

A los ingenios azucareros y mi equipo se han sumado 4 food trucks, y creo que vamos a añadir dos más.

¿En qué consiste su labor?

Somos un grupo que estamos trabajando juntos, intentando cubrir las distintas necesidades de los refugios y adaptándonos a las nuestras. El número de refugios aumenta o disminuye por diferentes razones; aparecen nuevos refugios, o surge la idea de moverlos a mejores condiciones.

Ayer (domingo 10 de junio) preparamos 6 mil comidas. Además de los refugios que alimentamos también hemos dado de comer a los señores de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) en los últimos tres días, para que así puedan dedicarse a las labores de organización y ayuda a damnificados.

Tenemos un nuevo socio, un food truck, justo en una escuela de las aldeas más afectadas por la eurpción, donde hay policía, ejército y familiares intentando reconocer a los fallecidos.

¿Por cuánto tiempo más estarán ayudando en el país?

Este plan esperamos que sea para las próximas semanas, hasta que se normalice un poco la situación.

¿Cómo se organiza World Central Kitchen?

Somos más de 10 personas en Guatemala, más socios locales. Hay una asociación que nos brindó cocinas con gas, así que hemos llevado gas comunidades, para seguir alimentando gente.

Hemos llevado cocinas al refugio de Cáritas, y también apoyamos en diferentes cosas. Lo que estamos intentando es organizarnos para trabajar al unísono, por eso los food trucks van muy bien; los ponemos en refugios. Las cocinas son para centralizar donaciones y cosas que compramos.

Hay un equipo de cocineros guatemaltecos que nos apoya y trabajamos conjuntamente. Podemos llegar a 10 mil o 12 mil comidas al día si fuera necesario. Vamos adaptándonos a las necesidades de la situación.

WCK se ha convertido en una organización, somos cocineros y quien quiera nos pueda ayudar.

¿Qué es lo que más le ha impactado hasta ahora de su experiencia en Guatemala?

Me ha impactado la generosidad del pueblo guatemalteco. Han salido en masa a cubrir las necesidades de ropa, de agua, de medicina. El pueblo se puede dar una palmadita en la espalda por eso.

También veo que hay que tener cuidado, porque será una situación que va durar varias semanas, si no meses. No hay que tar tanto en un principio y luego nada, sino hacerlo de una manera más paulatina.

En albergues veo exceso de ropa y agua, que complica las labores. Y yo digo: felicidades, pero a lo mejor hay que medir las necesidades reales, para que no demos mucho de lo que no se necesita.

¿En qué le ha servido su labor en Puerto Rico para aplicarlo aquí?

Nunca hay dos tareas iguales. Venimos del volcán en Hawái y teníamos allí un equipo. Entre los fuegos de California, luego Hawái y luego el Volcán de Fuego, hemos estado en diferentes labores. En Puerto Rico lo sucedido fue por el agua, el viento y el huracán. No hay dos situaciones iguales. La diferencia es que aquí tienes al resto de Guatemala y Centroamérica, que pueden apoyar.

Me ha impresionado que el pueblo ha sido muy generoso.

¿Cuál es su mensaje para los guatemaltecos y las personas que se enteran de las noticias desde otros países y quieren ayudar?

Guatemala se levanta. Que esté el guatemalteco de casa o fuera atento a las necesidades para que, luego de varias semanas, sigamos cubriendo aquellas en las que se requiere ayuda. Vale más donar un poquito de dinero en lugares específicos para cubrir necesidades, que en sitios donde no se necesita.

Ser generosos está muy bien, pero hay que serlo con las cosas que realmente van a marcar la diferencia.

WCK está solo aquí para poner su granito de arena para ayudar a reorganizarles los sitemas para que puedan irse a la cama con el estómago lleno. Aquí estaremos para servir a los guatemaltecos que la están pasando mal.

Ayer, cuando fui a una aldea cercana al volcán, todos estaban muy organizados, muy agradecidos. Esta gente tan humilde se preocupaba por no ensuciar. Muchas veces, en situaciones de labor humanitaria, se genera mucha basura, y fue bonito ver cómo la misma población ayudaba para que no se tire basura. Esa es una actitud digna, no se ve en todos lados.

WCK busca llevar comida nutritiva, higiénica y maximizar los recursos, para que no haya desperdicio.

¿Compran ustedes todo el material o también les donan?

Hay cosas que compramos porque nos interesan, pero ha habido donaciones en algunos lugares, por ejemplo, las de la iglesia, las cuales utilizamos. Empezamos a usar esas cosas que han regalado y a las cuales hay que sacarles provecho. Y lo que no, lo vamos comprando en compañías locales, como el pan. Tampoco se puede esperar que las grandes compañías estén todo el día donando, hay que buscar el punto medio entre donaciones públicas, privadas, y todo lo demás.

Nosotros lo que necesitamos es que la gente coma. Buscamos producto local, pasta, frijoles, pollo, y con eso empezamos a servir.

Hay algunas compañías muy generosas que hacen donaciones también, simplemente se trata de ser inteligentes en el uso de los recursos.

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