PUNTO DE VISTA

¿Totalitarismo en Venezuela?

|

Masha Gessen, intelectual ruso-americana, en su reciente libro The future is history. How totalitarianism reclaimed Russia reproduce las siete características que para el sociólogo ruso Lev Gudkov  definen el totalitarismo: 1) La simbiosis del partido de gobierno con el Estado. 2) Un consenso societal obligado, creado a través del monopolio en los medios de comunicación, combinado con una estricta censura. Esto crea las condiciones para la movilización de la población de acuerdo a las decisiones del Partido-Estado. 3) El terror de Estado a través de la policía política, de servicios especiales y de estructuras paramilitares extrajudiciales. La existencia de la policía secreta y los campos de concentración en combinación con la propaganda oficial y la producción cultural hegemónica crean las condiciones para el llamado “doble pensamiento” y la “posverdad”. 4) La militarización de la sociedad y de la economía. La movilización forzosa de la sociedad, que supuestamente estaría dirigida para preparar a la población a enfrentar el enemigo externo, en realidad sirve para entrenar a la población a llevar a cabo las órdenes del régimen. 5) Una economía centralizada y colectivista que inevitablemente conlleva a la escasez crónica de productos, servicios e información. Escasez que no es solo producto del fracaso del sistema, sino también una forma de organizar el acceso a los bienes y servicios a través de estructuras controladas por el  régimen. 6) Un estado crónico de pobreza. El totalitarismo se fortalece bajo condiciones de pobreza creciente, cuando una amplia faja de la población no tiene proyectos ni esperanza en un futuro mejor y solo espera soluciones a través de alguna extraordinaria medida política proveniente del régimen. El totalitarismo se sostiene manteniendo un muy bajo nivel de vida. 7) Una población básicamente estática, con estrictos límites a la movilidad social vertical y horizontal, exceptuando la realizada por el régimen por sus propios intereses. Gudkov no menciona en sus características la presencia de una ideología totalitaria, que en cambio es fundamental junto con el terror de Estado para Hannah Arendt, en su clásica obra Orígenes del totalitarismo.

A la luz del análisis de Gudkov y Arendt es evidente, para cualquier observador objetivo de la situación venezolana, la vocación totalitaria del régimen madurista. Sin embargo, Venezuela tiene buena parte de las características de un Estado fallido, que se tipifica por la pérdida de control físico del territorio o del monopolio del uso legítimo de la fuerza, erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones, colapso de los servicios básicos, su gobierno es débil e ineficaz y presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad. En fin, es un verdadero fracaso social, político y económico. Para implantar un régimen efectivamente totalitario se requeriría, entre otras cosas, una burocracia estatal eficiente capaz de penetrar y controlar capilarmente la sociedad. En Venezuela, el Estado ni siquiera es capaz de mantener el monopolio de la violencia en el país. Los estados Bolívar y Amazonas, así como sectores de ciudades tan relevantes como Maracay y Valencia, están bajo el control de mafias, narcotraficantes y guerrillas. En realidad, el gobierno Maduro se mantiene básicamente por el control que todavía ejerce sobre el Alto Mando de la Fuerza Armada, transformada en guardia pretoriana del régimen. El gobierno se acerca cada vez más a la categoría de “totalitarismo fallido” que ha desarrollado el politólogo Michael Waltzer. Se trata de un régimen que tiene vocación y objetivos totalitarios, pero le falta la capacidad y la eficiencia para concretarlos, el resultado, nos dice Waltzer, “es alguna forma de tiranía chapada a la antigua, pero disfrazada con un ropaje fascista o comunista”.

@sadiocaracas

ESCRITO POR: