CATALEJO

308 viajes a la Luna; 1,185 de polo a polo

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Los números muchas veces causan sorpresas, porque ponen en su justo lugar a quienes los pronuncian con descuido, sobre todo cuando se hacen equivalencias muy simples pero verdaderas. Jimmy Morales, durante su más reciente viaje a Washington, en una de sus frases realmente pintorescas por demostrar una preocupante falta de comprensión de sus propias palabras, solicitó préstamos por 15 mil millones de dólares a fin de sufragar las inversiones en infraestructura. Para entender la magnitud de esa suma, se debe recurrir a comparaciones, por ejemplo, cuánto mediría al ser convertida en una línea de billetes de un dólar. Son 237 millones de kilómetros, o sea 308 viajes de la Tierra a la Luna, o 1,185 veces la distancia entre el polo norte y el polo sur de este planeta.

La petición presidencial solamente pudo haber causado sonrisas entre los anfitriones. Además de la enormidad de la suma, proviene de quien encabeza un gobierno contradictorio y notorio por sus bandazos y oscuridades. Es claro el ejemplo de gritar a favor de la soberanía y tomar acciones como el uso de los vehículos militares, otorgados con el exclusivo fin del combate al narcotráfico, para amedrentar, según quienes lo decidieron y lo ordenaron al presidente, al país donante de los vehículos y también a la Cicig, clara y evidentemente apoyada por Estados Unidos, a pesar de los cabildeos en la capital estadounidense entre políticos mayoritariamente republicanos y con participación político-religiosa, algunos de ellos convertidos en defensores del gobierno guatemalteco.

En los círculos políticos de Estados Unidos, en el resto de países interesados y preocupados por el deterioro generalizado de la situación guatemalteca, así como la prensa seria internacional, algunas otras frases presidenciales han provocado sonrisas, como la anterior afirmación presidencial de haber derribado las fuerzas militares guatemaltecas a por lo menos un avión cargado de drogas, con un camión. La mejor de todas es afirmar la captura y repatriación de cien sospechosos de ser miembros de ISIS, acerca de lo cual no se había informado por “razones de seguridad”. Ambas frases crearon una verdadera ola de memes en las redes sociales, anónimas pero no por ello representantes del inmediato florecimiento del humor chapín, con su alta dosis de burla moraleja.

La insistencia del mandatario guatemalteco de quejarse y hablar en foros como el mencionado acerca de temas en los cuales él es uno de los afectados, es un lamentable desperdicio de tiempo. Es imperdonable su silencio en referencia a la nueva amenaza estadounidense de continuar con la política de separar a familias y de llevarse lejos a niños de corta edad, lo cual ya significó la aceptación del desconocimiento de dónde se encuentran algunos. Tal actitud es inaceptable, políticamente errónea y torpe: le quita la posibilidad de aplausos internos y externos, cuando alcanza un 85% de rechazo, según encuestas profesionales y no amañadas. Se evidencia un mecanismo de defensa psicológica de rechazar todo aquello sin concordancia con los cuentos oficiales.

Vale la pena recalcar en lo erróneo de la idea sobre una conspiración para sacar a Jimmy Morales. Es absurdo pensarlo porque las consecuencias de hacerlo serían peores: este Congreso, el peor de la historia, elegiría, primero, a Jafeth Cabrera, quien duraría muy poco por sus problemas político-familiares. Entonces, el Pacto de Corruptos se encargaría de designar al presidente y al vicepresidente, sin duda entre sus miembros. A Morales le quedan 15 meses para entregar, pero afianzará su notorio papel de figura secundaria a partir de la convocatoria a elecciones, en enero. Si no hay componendas, el FCN desaparecerá, y los tránsfugas integrantes buscarán otra madriguera politiquera, como lo hicieron luego de la victoria electoral de ese también pintoresco partido.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.