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Madre y tres hijas se recuperan de quemaduras por la erupción, pero necesitan ayuda

Hace seis días, Fabiola Rivas Santos volvió a abrazar a sus hijas Tatiana, Kristel y Dayana. Las cuatro estuvieron durante varias semanas en el Hospital Roosevelt, en el área de quemados, víctimas de la erupción del Volcán de Fuego.

Fabiola y Kristel salieron del hospital la semana pasada. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Fabiola y Kristel salieron del hospital la semana pasada. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Sobrevivieron a la erupción, pero fueron alcanzadas por la ceniza caliente y sufrieron quemaduras en diversas zonas de sus cuerpos. Pasaron más de 20 días internadas.


Kristel, de 6 años, fue quien más daño sufrió. Le hicieron injertos de piel en las manos, en los pies y en el estómago.

Las otras dos niñas, Taniana (10) tiene quemaduras en los brazos y rostro, mientas que Dayana (3), en el 70 por ciento del cuerpo. Fabiola tiene dañadas sus piernas, brazos y rostro. 

La madre y sus hijas fueron llevadas al hospital el 4 de junio. “Cuando estaba en la cama, sentía un dolor insoportable, me tenían que poner morfina para calmarme. Yo sufría al pensar en el dolor que mis hijas podían estar sintiendo. No me daban ganas de comer”, dice Fabiola entre lágrimas.

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La recuperación de Dayana fue la primera en volver al seno familiar, junto a Taniana cuya recuperación fue milagrosa. “Los doctores le detectaron una bacteria mortal en la sangre, pero Dios la sanó”, indica.

Fabiola y Kristel salieron del hospital la semana pasada, pero con la condición de que no estuvieran en un albergue, debido a lo delicado de su estado de salud. Por esa razón, la familia se vio en la necesidad de alquilar una casa en Escuintla, donde deben pagar Q1500.

Lamentablemente, el padre de familia está desempleado y no saben cómo pagarán la renta de agosto.

Si desea ayudarlas, puede comunicar con Germain Pérez, jefe de la familia, al 3066-8962.

Escape

Fabiola es originaria de la aldea El Rodeo, y llegó a Los Lotes a visitar a una amiga que le entregaría un catálogo de zapatos.

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Tenían pocos minutos de estar en el lugar cuando vieron una nube negra que corría hacía ella, que se hacía acompañar de sus tres hijas.

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Corrieron por un callejón para escapar y llegaron a una casa, donde pidió auxilio. Le dieron un par de toallas con agua para ponérselas en el rostro a las niñas, que se quejaban por las quemaduras.

“Cuando me vi las piernas me estilaban de sangre. Yo llevaba short, y las nenas pantalón, por eso ellas se quemaron los brazos y la cara”, dice con los ojos llorosos, al revivir el momento.

Lograron correr y llegar a la carretera. Fabiola llevaba a su hija pequeña en la espalda. “Le dije a mi niña grande que se salvara con su hermana, porque yo ya no tenía aire para correr. Sálvense ustedes porque aquí me voy a quedar. En mi mete solo le pedía a Dios me diera otra oportunidad para vivir”.

Salieron de ese infierno e inmediatamente fueron atendidas por las heridas que llevaban, al día siguiente de la tragedia las llevaron al Hospital Roosevelt.

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ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.